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Venerable Orden Tercera Franciscana Seglar. Vivero

AÑO DE FUNDACIÓN:
    HÁBITO: Túnica y capuz de color marrón, y cordón franciscano de color blanco.
Para la JUFRA – Ecce Homo de los franceses: Túnica de color marrón, capuz de color dorado y cordón franciscano de color blanco.
Para la Banda Tau uniforme compuesto por: chaqueta de color encarnado con puños de color negro, pantalón de color negro con franja lateral de color encarnado, ros de color negro con plumacho de color blanco y una Tau bordada de color blanco, charreteras, cinturón y galas de color blanco, y calzado de color negro.
    PASOS CON LOS QUE DESFILA: Paso de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, Paso del Ecce Homo, Paso de la Coronación de espinas o el sentado, Paso del Cristo de la Vera Cruz, Paso de la Cena, Paso de la Oración del Huerto, Paso de la Flagelación, Paso del Ecce Homo o Cristo de la caña, Paso de Jesús con la Cruz a cuestas o El Cristo que cae, Paso de la Virgen de los Dolores, Paso de la Virgen de la Soledad, Paso de San Juan y Paso de la Verónica.
    OTROS DATOS DE INTERÉS: Esta Orden tiene establecida su sede en la iglesia de San Francisco, actual parroquia de Santiago. El establecimiento de la Venerable Orden Tercera Fran­ciscana de Penitencia en Vivero (VOT), data de los primeros tiempos de la fundación del convento de San Francisco en la villa durante el siglo XIII. A ella pertenecieron, entre otras muchas personalidades, la Beata Constanza de Cas­tro, doña María Sarmiento, doña María de las Alas Pumariño, doña Margarita Pardo de Cela y Montenegro, don Carlos Mazzoleni, don Benito María Galcerán Mosquera y los Obispos de Mondoñedo Excmos, señores don Bartolomé Cienfuegos y don Tomás Iglesias Barcones. La iglesia conventual de San Francisco, de etilo ojival, se cree que fue fundada por el mismo San Francisco de Asís. En ella se repite el tipo de iglesia monacal gallega con planta de cruz latina, ábside pentagonal con bóveda de abanico y cinco ventanales ojivales, junto a la fachada destaca la torre campanario, levantada a finales del siglo XVII, en su interior destacar las capillas de la Venerable Orden Tercera, del año 1741, y la de San Ildefonso, perteneciente a la primitiva construcción de la iglesia. En este templo se encuentran los restos de personajes tan importantes para el pueblo de Vivero como los de la Beata Constanza de Castro, doña Margarita Pardo de Cela y Montenegro, doña María Sarmiento y don Nicomedes Pastor Díaz.
En esta villa, las celebraciones y actos de la Semana Santa remontan su origen a la llegada de los religiosos Dominicos y Franciscanos; de hecho estos últimos fueron los que propagaron por Europa adelante la devoción a la Pasión de Cristo. Se sabe fehacientemente que ambas comunidades estaban asentadas en Vivero hacia finales del siglo XIII, así en un documento fechado en el año 1287, recogido por el Padre Aureliano Pardo Villar, se nos dice que el canónigo de Mondoñedo Esteban Galván hace en su testamento una manda de cien sueldos para los frailes Dominicos y Franciscanos de Vivero. Estos frailes serán los que desde un principio organicen las primeras procesiones con pasos, que una vez exclaustradas ambas órdenes, continuarán la VOT y las cofradías existentes o fundadas en el futuro, llegándose poco a poco al número de celebraciones de hoy en día.

Durante los siglos XVII y siguiente, en que le fueron adjudicados los efectos, alhajas y cera de las extinguidas cofradías de la Purísima Concepción y de la Vera. Cruz, alcanza la Venerable Orden Tercera de Vivero gran esplendor. En un principio la VOT no tenía capilla y las funciones y ceremonias de su culto las celebraba en la iglesia conventual, en cuyos altares se veneraban las imá­genes de su propiedad. Así, la efigie del Ecce-Homo es­taba en el retablo de San Blas, hoy desaparecido, y la imagen de la Dolorosa, adquirida el año 1741, se colocó en un altar provisional, situado donde ahora se halla la puerta de ingreso a la capilla. El día 2 de julio del año 1741 la Orden de Menores cede a la Tercera Orden: “el sitio y territorio que ha­bía entre las dos capillas de San Antonio y San Ildefonso, a lado derecho de la iglesia del mencionado convento de San Francisco de la propia villa y en el extramuro de ella, para que en el nominado sitio y hueco, los hermanos de dicha reverenda Orden Tercera pudiesen fabricar uno decente copula, a fin de que pudiesen servir y usar de ello en sus funciones, colocar las imágenes y más condu­cente a su Instituto, régimen y veneración del culto divino, cuya cesión y derecho de territorio les cedió para siempre Jamás”. En la escritura de donación se señalaban las fun­ciones públicas y generales a celebrar en la capilla, que eran las de San Luis, Rey de Francia, Santa Isabel de Hungría y de los cofrades difuntos, así como los demás ejercicios propios de la Orden (Protocolo del Escribano don Honorio Sanjurjo Montenegro, afo. 1741, folio 19, Archivo  notarial de Vivero). La edificación de la capilla se comenzó en el mis­mo año y así el día 12 de agosto siguiente fue consagrada solemnemente, colocándose en ella la Santísima Virgen y celebrándose varios actos religiosos, entre ellos un novenario, dos sermones y una misa cantada, a cuyas ceremonias asistieron, con general aplauso y devoción, la comunidad franciscana, la VOT y el pueblo.
Después de la expulsión de los frailes francis­canos de la villa, acaecida en el año 1835, la Venerable Orden Tercera Fran­ciscana fue languideciendo; pero, el día 13 de agosto del año 1899, se realizaron en la iglesia de San Francisco, convertida ya en parroquial de Santiago, los actos religiosos para la solemne restauración de la secular Orden en Vivero, nombrándose la Junta de Discretorio para el gobierno de la misma, y desde entonces continúa celebrando con gran devoción sus cultos, entre los que destacan los propios de la Semana Santa.

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